La Operación Renta es uno de los hitos más exigentes para las empresas chilenas. Presentar el Formulario 22 sin observaciones ni rechazos no depende solo de cumplir con el plazo de abril, sino de un trabajo meticuloso que comienza meses antes. Mantener orden en la contabilidad, respaldos claros y conciliaciones correctas es fundamental para evitar multas, rectificaciones o demoras que puedan afectar la continuidad de tu negocio.
Para el ejercicio comercial 2025, que será declarado en el AT 2026, es importante tener presente las normas vigentes. Las empresas acogidas al régimen ProPyme (art. 14 D N° 3) continúan beneficiándose de la tasa reducida de 12,5% en el Impuesto de Primera Categoría, siempre que cumplan los requisitos legales establecidos por la Ley 21.578, mientras que las compañías del régimen general mantienen la tasa del 27%. Además, las ProPyme acceden a una reducción en la tasa de los Pagos Provisionales Mensuales, lo que implica ajustar la planificación de flujo de caja y conciliaciones tributarias desde el inicio del año. Por otro lado, los cruces automáticos que realiza el SII entre el F22, los Formularios 29 y 50 y las declaraciones juradas de terceros continúan siendo un punto crítico, cualquier inconsistencia puede generar observaciones o rechazos de la declaración.
Una preparación adecuada comienza con documentación contable ordenada. Es imprescindible contar con estados financieros al 31 de diciembre de 2025 que reflejen correctamente todas las provisiones, depreciaciones, correcciones monetarias y ajustes de cierre. Los libros de compras y ventas, los auxiliares de activos fijos, inventarios y cuentas por cobrar y pagar deben estar al día y coincidir con los respaldos físicos y digitales de facturas, boletas y contratos. También se debe asegurar que todas las declaraciones mensuales (F29/F50) y los pagos provisionales estén conciliados y respaldados. De igual forma, las declaraciones juradas como la 1887, 1879, 1943, 1947 y 1948, entre otras, deben presentarse en tiempo y forma, con registros consistentes respecto de lo declarado por terceros. Otro elemento clave es mantener actualizado el registro de créditos SAC y contar con soporte claro de retiros y dividendos que afecten la imputación del Impuesto de Primera Categoría.
Una vez asegurada la documentación, es indispensable revisar las conciliaciones internas. Las bancarias deben cuadrar con los saldos contables, corrigiendo depósitos en tránsito o cheques no cobrados. Las cuentas por cobrar y por pagar deben depurarse para reflejar provisiones por incobrabilidad y diferencias con proveedores o clientes. Los inventarios requieren arqueos físicos al cierre del ejercicio, ajustando mermas y obsolescencia de forma documentada. En el caso de los activos fijos, es fundamental verificar que las altas, bajas y depreciaciones estén correctamente calculadas y sustentadas con respaldos. Estos pasos reducen las diferencias que suelen detectarse al momento de la declaración.
Para evitar fricciones, es recomendable comenzar la planificación con antelación. Idealmente, el orden de la carpeta tributaria y la revisión de respaldos debería iniciarse tres meses antes del cierre contable. De esta forma se pueden corregir errores, solicitar certificados a terceros y hacer ajustes contables sin presión de tiempo. Otro buen hábito es realizar cierres contables parciales a lo largo del año, lo que evita acumular ajustes de último momento. Asimismo, la revisión cruzada con terceros permite confirmar que clientes y proveedores informarán cifras consistentes respecto de lo declarado por terceros, reduciendo alertas automáticas del SII. Contar con respaldo digital seguro, organizado por categorías, no solo facilita la declaración, sino que también prepara a la empresa ante eventuales fiscalizaciones futuras.
Una vez recopilada la información, resulta útil simular el Formulario 22 antes de la fecha de presentación. Esto ayuda a prever la carga tributaria, el uso de créditos y a identificar discrepancias con la información que el SII suele poner a disposición. Con esta práctica, los errores se corrigen con tiempo y se minimiza el riesgo de rectificaciones posteriores. También es fundamental que el equipo contable se mantenga capacitado y actualizado sobre los cambios normativos, pues un error de interpretación en los beneficios tributarios o los requisitos del régimen puede tener un costo significativo.
El cronograma ideal para preparar la renta contempla una revisión preliminar de libros y conciliaciones entre octubre y noviembre de 2025, seguida por el arqueo de inventarios y ajustes finales en diciembre. Durante enero y febrero de 2026 conviene trabajar con estados financieros provisorios y validar cruces con terceros. Marzo debe destinarse a simulaciones del F22 y correcciones, de manera que en abril solo se presente la declaración con el respaldo ya listo y completo.
En síntesis, una Operación Renta ordenada es el resultado de planificación temprana, conciliaciones bien hechas y revisión preventiva. Con estos pasos, las empresas no solo cumplen con la normativa vigente, sino que también reducen el riesgo de diferencias con el SII y aprovechan al máximo los beneficios tributarios disponibles. Adelantarse siempre será más eficiente y económico que tener que corregir después.
Nota legal: Esta guía es informativa y no constituye asesoría tributaria personalizada.